miércoles, 19 de noviembre de 2008

Novísima edición

Hijos bastardos son los mexicanos nacidos al cobijo de relaciones ilegítimas entre políticos e intereses particulares. Pero no debe permitirse que las acciones de los padres manchen la reputación de los hijos. La ingenuidad se perdona cuando no se puede elegir a los padres, pero en algunos casos ser un hijo de puta es total y completamente culpa de uno mismo.
Cuando las madres instan a sus hijos a no utilizar la palabra puta o prostituta seguramente no toman en cuenta la necesidad de llamar a las cosas por su nombre. Existen dos clases de prostitutas: las que satisfacen necesidades sexuales a cambio de dinero y las que se venden al mejor postor a costa de los derechos o intereses ajenos. Las primeras se encuentran en callejones, en casas de citas o agencias especializadas en escorts; las segundas pueden estar en cualquier lado y no son tan fácilmente distinguibles: miembros de un matrimonio por conveniencia (desde el marido-mujer hasta las coaliciones sospechosas en el Congreso), son los antidemócratas que en público manifiestan lo contrario.

El resto en http://larevistaenmedio.com/download/enmedio13.pdf

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