lunes, 7 de julio de 2008

valores veritativos vs valores deónticos

Las leyes no son juicios sobre el ser, porque de ser así serían verdaderas o falsas. Al no cumplir una ley, la ley no se anula. Por lo tanto, las leyes no deben definir quién pertenece a qué sexo. Si se entra en el camino de dictarle a los seres humanos cómo deben de ser, se pisará terreno peligroso que a todas luces restringe libertades.
Con las cosas y los impuestos, por ejemplo, es distinto. En esos casos es válida la denominación de origen y la tipificación de drogas legales e ilegales. ¿Cómo se resuelve, entonces, el aparente impasse de la transexualidad y los hijos? Para empezar la definición de familia debe ser inclusiva, que sea lo bastante general como para incluir a todos los tipos (sobre la poligamia consensuada no ha habido suficientes reflexiones, por lo que hablar de ésta no viene al caso). Después se debe tomar en cuenta el derecho a no ser discriminado, así como el de decidir cuántos hijos tener.
No es necesario, como sugieren algunas personas, definir constitucionalmente quién es mujer, quién hombre. No sólo es cuestión de genitalidad. Para evitar esa clase de problemas se debe tomar en cuenta el primer punto mencionado líneas antes: socialmente aceptar cualesquier variación de la familia típica para proseguir a hacer norma de lo normal. Una primera aproximación debería incluir lazos afectivos, sin necesidad de consanguinidad.
Con esa base, legislar lo necesario: quien sea que quiera parir o adoptar un hijo (siempre y cuando pueda proporcionarle las condiciones mínimas necesarias para el correcto desarrollo del niño) podrá hacerlo.
La discusión sobre cómo puede afectarle psicológica o socialmente al niño el tener padres del mismo sexo o con el sexo cambiado no es pertinente. Lo único que vale la pena mencionar es que si quiera traerlo a la mesa resulta de mal gusto. Al ser personas, tienen la misma capacidad de los demás para criar a un hijo correctamente.
Para qué tanta controversia, para qué. Todos somos humanos, vivan con esa verdad innegable. Actúen en consecuencia.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Ya sé de donde viene esto. Y sí, qué miedo contar con códigos deontológicos para asuntos tan privados como tener hijos o formar familias. Eso cae en el pantanoso lodo de "lo correcto" y lo "incorrecto", que además se reviste (al menos en sociedades como la nuestra) de la mochería religiosa.

A mi lo que me llamó más la atención no era la competencia de la madre/padre transexual, sino un asunto más técnico: ¿por dónde le iba a nacer el hijo? cesárea o parto. Esa era la cuestión.

Besos bonita.

David Moreno dijo...

Primero lo primero: You're BAck!! so cool...¿Puedo linkearte again?...


Segundo: las definiciones "legales" sobre el género han sido en muchas ocasiones las principales causas de discriminación en la sociedad.
Considero que deberían de ampliarse (o denegarse) en función de la evolución misma de conceptos como el de Familia.

Un abrazote..

Casi 30 dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

Qué tal esta escurridiza muchacha. Yo opino igual que el hijo del pop!