viernes, 23 de mayo de 2008

Matemáticas libertadoras

La libertad es como el área de un rectángulo: el rango de acción está limitado por un perímetro dado extrínsecamente, a saber, no es del todo controlable por el individuo (i.e. contexto histórico, capacidades físicas y mentales, leyes del país donde reside, etc.). La base es el individuo y sus capacidades (hasta dónde puede llegar) y la altura es que tanto quiere y le permiten hacer. Para que el área de acción sea máxima, ampliar la altura resulta necesario y eso se logra con una herramienta llamada justicia. La base de todos es distinta, pero la altura debe poder expandirse al máximo para todos. La justicia actúa como piedra angular en el proceso de llegar a los límites máximos del “que tanto puede lograr un individuo”.

¿En qué sentido es esto cierto? Si se parte de una base de equidad (entendiéndose por equidad el acceso universal a elementos básicos para asegurar un desarrollo pleno, v.gr. educación), el individuo tendrá a su disposición los bloques con los que decidirá cómo, cuándo y dónde empezar a edificar. Entonces y sólo entonces, su rango de acción aumentará y el perímetro del rectángulo con él. Es decir, si el individuo tiene todo lo necesario para tomar una decisión (diversas opciones de acceso a un trabajo bien remunerado, por ejemplo), podrá elegir la opción que más le convenga, dependiendo de sus gustos y del perímetro de su rectángulo (capacidades, situaciones familiares, distancia al trabajo, etc.).

Para que las capacidades y el potencial humano puedan ser evaluados en su verdadera dimensión, se debe, indefectiblemente, partir de un mismo punto. Decir que Equis es más inteligente o más capaz que Efe, siendo que Equis recibió una buena alimentación desde su infancia, estudió varios grados de primaria y vivió en un ambiente libre de violencia, mientras que Efe no tuvo acceso a ninguno de los derechos anteriores, es total y completamente injusto, por decir lo menos. Probablemente Equis consiga trabajo más rápidamente o pase algún examen con más facilidad de Efe, pero seguramente el segundo individuo, de haber tenido las mismas oportunidades que el primero, tendría las mismas probabilidades de conseguir empleo o pasar un examen.

Luego surge el problema de quién debe proporcionar el acceso a las herramientas para cubrir las necesidades básicas. Las leyes garantizan el acceso a ellas, pero ¿debe el gobierno cubrir las carencias de cada uno? ¿O es preferible hacer funcionar bien al aparato estatal para que los individuos puedan cubrirlas? ¿Debe el primero darse en el mientrastanto que precede a la reestructuración del Estado?

4 comentarios:

Luís dijo...

Una hipótesis después será una teoría. Y (entonces también) obviamente tendré algo qué decir.Como ahora, como siempre.

From the Life and Songs of the Olympian Cowboy dijo...

Mmm, pienso en otro ejemplo, un tipo maneja una moto y por pendejo se estrella contra un auto que circula por su carril. Entonces la ley como tiene que equiparar ignora completamente que el motociclista es un cretino y decide que es más débil que un auto. Luego encarcelan unas horas al conductor por lesiones en contra de un idiota que no entiende de leyes de tránsito. Fin,
jajaja. ¿Muy neuras?

(A mí también me gusta que seas mi lectora más antigua y viceversa. Sobre todo por la manera en que apareciste. Fue como si te invocara.)

anticlimática dijo...

Afortunadamente los agentes de tránsito sí conocen sus leyes (al menos es de esperarse que así sea) y saben que si el motociclista es un idiota que no sabe manejar, pues aunque salga lesionado es su culpa. Después de todo el que pega paga.
pegapaga. qué estúpido suena. :]
Ese tránsito de tu ejemplo no cabría dentro del rectángulo. O, más bien, es un cercenacuadradosajenos.

From the Life and Songs of the Olympian Cowboy dijo...

Sí a mí cuando recién comencé a manejar también me parecía idiota esa idea del colectivo de pegapaga. Por suerte con eso de las aseguradoras y así esa fijación ha decrecido y ahora preocupan más en confrontar el reglamento. Confías demasiado en las leyes, el problema que encuentro siempre es que las aplican personas y aunque se supone que están redactadas para evitar que la subjetividad merme su eficacia en la realidad no sucede así. Te digo que el vulgo es efectista y se inclina por el morbo. Si el juez mira al tipo con una pierna rota y el craneo brotando materia gris se va a dejar llevar por eso y no le va a interesar que el tío iba entre carriles o no vestía casco. u_u